Entrevista a Louis Aguirre

ENTREVISTA A LOUIS AGUIRRE: DENSIDAD, EXCESO, RITOS: SINCRETISMO CULTURAL PARA UNA TEOGONÍA AFRO-CUBANA

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Basta ojear la trayectoria de Louis Aguirre para percatarse de la relevancia que ha ido adquiriendo su música: recientemente condecorado con el Three Years Grant, prestigioso premio que otorga el Consejo Estatal Danés para las Artes, sus obras han sido interpretadas por agrupaciones como Cuarteto Arditti, Trío Arbós, Neopercusión, Ensemble Residencia, Kimbala Percussion Group, Black Pencial ensemble Snow Mask Ensemble o intérpretes como Enric Monfort, Carlos Gálvez, Ere Lievonen, Adam Ørvad, Barbara Lünenburg o Karolina Leedo entre otros.

            En su catálogo encontramos desde  obras concebidas para formato orquestal (Oggún-Oniré, 2008, The Garden of Heaven, 2010) o una gran variedad de agrupaciones de cámara (Cricket, 2007, para soprano y ensemble, Songs of the Graden of Heaven, 2013, para dos flautas, acordeón, guitarra, viola y cello) hasta las escritas para instrumento solista (Ibeyi, 2007, para flauta de pan amplificada o Cánticos espirituales, 2014, para saxofón) abarcando un total de más de cien obras actualmente. Entre la diversidad de plantillas instrumentales, la percusión tiene un papel relevante (Añá, 2005, para percusión solista y conjunto de cámara, Toque a Eggun, 2008, para seis percusionistas, Yalodde I, 2009, para dos percusionistas o Wemilere, 2014, para percusión solista amplificada y ensemble amplificada) instrumento del que extrae una amplia amplia gama de matices y timbres engarzados mediante una compleja rítmica fuertemente influenciada por las técnicas musicales hindúes, uno de los aspectos esenciales de su música.

            Si la indiferencia es un estado que no suscita la música de Aguirre, no es menor la curiosidad que pueden despertar muchos títulos de sus obras como Eshu-Eleggua (2003, para clave), Yansá (2004, soprano, saxofón, tres flautas dulces y clavicémbalo), Acharbá (2007-2016, para clarinete bajo amplificado), Ochosi (2010, cuarteto de cuerdas) Toque a Oshún y Olokún (2013, para violín y ensemble) o Ngangas (2015, para violonchelo), que evidencian un fuerte vínculo con prácticas religiosas afrocubanas (como la Santería y la religión de los Paleros) de las que emanan, según él mismo nos explica, la energía desbordante que irradia su universo sonoro. Vivencias intensas hechas caudal sonoro, nos hacen intuir a través de su música realidades ignotas, presentidas pero no conceptualizadas. A tal capacidad del oído para captar mundos extraños parece apuntar Nietzsche cuando lo denomina “órgano del miedo” aludiendo a la conexión con la palabra panikós que designaba el estremecimiento producido por sonoridades extrañas que se creían procedentes del semidios Pan, en la propia raíz del término[1].

            La fuerza expresiva del compositor cubano se materializa a través de una síntesis de recursos diversos como el uso de la micropolifonía, de técnicas rítmicas y microtonales de la música karnática, intensa elaboración tímbrica y textural que cristalizan en sonoridades intensas, complejas,  estridentes por momentos[2], cercanas a la síntesis sonora realizada con medios informáticos. Pero también la expresión íntima y delicadeza tienen cabida en el universo sonoro de Aguirre en correspondencia con una “visión del mundo capaz de incorporar lo disímil, reconciliar opuestos y propiciar la creatividad del diálogo”[3].

            A lo largo de esta entrevista, Louis Aguirre nos habla de los aspectos más característicos de su música, como el uso de los sonidos procedentes de la voz y del cuerpo de los intérpretes, de técnicas rítmicas de la música hindú, de los retos que su música supone para éstos a la vez que reflexiona sobre su propia trayectoria, influencias así como acerca de la situación de la música contemporánea en Europa.

            Rituales afrocubanos, combinación de técnicas no occidentales con nuevas técnicas seriales, idea de instrumento total, microtonalidad y una intensa elaboración tímbrica convierten la música de Aguirre en una singular alquimia de culturas y fuerzas soterradas que esculpen la materia sonora, energía vívida que arrastra la impronta de realidades que nos trascienden.

[1]    Andrés, Ramón, Diccionario de música, mitología, magia y religión, Barcelona, Acantilado, 2012 y Andrés, Ramón, El mundo en el oído: el nacimiento de la música en la cultura, Barcelona, Acantilado, 2008

[2]    Morales Flores, Iván-César, «La obra compositiva de Louis Aguirre. Una inusual confluencia sonora de ritos y culturas», Musiker, 18, 2011, pp. 117-139.

[3]    Ortega, Julio, «Lezama Lima y la teoría de la cultura trasatlántica», Revista Casa de las Américas, La Habana, nº 261, octubre-diciembre, 2010, p. 7, a su vez citado en Morales Flores, Iván-César, «Louis Aguirre: Avant-garde del afrocubanismo y la multiculturalidad (pos)moderna», https://worldwidecubanmusic.com/2015/09/30/louis-aguirre-avant-garde-del-afrocubanismo-y-la-multiculturalidad-postmoderna/