Uno de los ejemplos más bellos de paralelismos entre las artes plásticas y las temporales lo encontramos en el friso, que se desarrolla igual que en un lienzo. Los límites horizontales paralelos, ejercen una presión sobre el contenido, generando una fuga a izquierda y derecha. Así el friso se transforma en un marco, pero un marco abierto sobre sus dos lados, un marco que contiene las formas arriba y abajo y cuya libertad lateral genera movimiento.