En el medioevo la palabra secuencia significaba en sentido genérico sucesión de versos, de palabras, de sonidos. En particular fue un fragmento litúrgico inicialmente formado (S. VIII-IX) por un melisma al que se le agregaron palabras para una más fácil memorización por parte de los estudiantes, es decir una fórmula mnemotécnica. La melodía más utilizada habitualmente fue el Aleluya de la misa y la respuesta del ofertorio. Cada secuencia era repetida por dos coros similares, que se alternaban, en forma de eco, estrofa por estrofa, y un final con ambos coros unidos.