La música teatral, especialmente la ópera, ocupa un puesto singular en nuestra sociedad. Con cuatro siglos exactos de antigüedad (si descartamos intentos anteriores que solo merecen el calificativo de “precursores”), el monumento fundacional de este género es, sin duda, La favola d’Orfeo de Claudio Monteverdi, estrenada el 24 de febrero de 1607 en el palacio ducal de Mantua.