La utilización de lo cotidiano como elemento conformador del arte ha sido una de las características principales de las vanguardias del siglo XX, constituyéndose así en un medio de relacionar arte y vida, arte y realidad. En la música, esto acaeció de una manera un tanto más tímida en aquel tiempo (años diez y veinte), con decididos impulsos en los años sesenta y de manera extendida sólo en las últimas dos décadas. En el artículo que traducimos en esta ocasión, Gisela Nauck -musicóloga con una trayectoria de gran sensibilidad e implicación hacia manifestaciones alternativas y transgresoras de la música, como demuestran el gran número de textos publicados al respecto o su actividad al frente de la revista «Positionen»-, realiza una retrospectiva de esta temática, desde aquellos discontinuos inicios hasta la actualidad, examinando con rigor crítico y reflexivo las diferentes cuestiones estéticas que han surgido de tal cambio de paradigma.