CAGE Integral de obras breves para piano

CAGE

Integral de obras breves para piano

Mode 180-181

A medida que nos llegan nuevas grabaciones de las piezas para piano preparado, pertenecientes al primer período de Cage, más claro parece que las lecturas a cargo de los pianistas europeos, que tanto predicamento tendrían a finales de los años 90, las de Schleiermacher (sello MDG) y Hinterhäuser (Col Legno), van perdiendo interés a marchas forzadas. Casi se podría afirmar rotundamente que una versión como la de Schleiermacher, con su floja aportación, además, en el trabajo de la toma de sonido, dice muy poco del universo cageiano: lo trata de oscurecer, de hacerlo tal vez más “trascendente”. Hinterhäuser, por su parte, tiende a privilegiar el tono melódico, logrando un Cage despersonalizado. Definitivamente, y a falta de alguna otra lectura que pueda aún sorprender en el futuro, las aportaciones de Leng Tan y, ahora, de Vandré, ambas en el sello Mode, vienen a ser ya referencias absolutas, una forma que se antoja ideal para expresar el rico universo de Cage. Más allá de actitudes interpretativas, lo que resalta en las versiones del sello Mode es la gran claridad que exhibe la toma de sonido, lográndose en cada pieza un conjunto de enorme pregnancia. La sencilla Music for Marcel Duchamp, pieza paradigmática de este imponente ciclo de obras para piano preparado que Cage compone desde 1941 a 1951, se vuelve una delicada y misteriosa miniatura en manos de Vandré. Formidable la espacialización del sonido, tono de grabación justo y asunción de un Cage de una musicalidad a prueba de bomba, que ha soportado exultante el paso del tiempo: esos son los elementos que hacen de la versión de Vandré un referente de primer orden a partir de ahora en el catálogo cageiano. En el Cage oscurantista de Schleirmacher, no se extraía nada más que la envoltura de esta propuesta de vanguardia. Vandré, en cambio, hace que estas obritas respiren y se llenen de vida. Ese primitivismo, el ruidismo derivado de las posturas vanguardistas de principios de siglo, junto a una rítmica extraída de las lecciones tomadas del arte oriental, forjan un abanico de sonoridades y sensaciones que atrapan y subyugan. Fascinante.

                                                                                                                                                                                               Francisco Ramos