Juan Camilo Vásquez es compositor y el actual presidente del CCMC (Círculo Colombiano de Música Contemporánea), una asociación que goza de excelente salud y a la que hemos querido acercarnos a través de las diversas actividades que recientemente tuvieron lugar en Bogotá, enmarcadas en sus Jornadas de Música Contemporánea del CCMC.
Camilo Irizo.- Juan Camilo, ¿cómo nació -y con qué propósitos- el Círculo Colombiano de Música Contemporánea?
Juan Camilo.- El CCMC nace en 2010 por iniciativa de un grupo de personas interesadas en música contemporánea académica, al reconocer la necesidad de una agremiación en Colombia que permitiera el fomento, la difusión y la promoción de esta música en el país. En la actualidad son evidentes los frutos del trabajo de muchos músicos, gestores, investigadores y pedagogos que, desde hace algunas décadas y de manera consciente o sin proponérselo, han venido generando una acumulación de trabajo colectivo, que ha resultado en un movimiento significativo en torno a la música contemporánea en Colombia. Siento que el CCMC es una consecuencia natural a este interés creciente en la música de nuestro tiempo y se convierte en un catalizador de procesos culturales que vienen de mucho atrás.
C. I.- ¿Cuáles son tus funciones como presidente del mismo y qué equipo te acompaña en el proyecto?
J. C.- Mi función como presidente es viabilizar las directrices que los más de 70 asociados le dan a la Junta Directiva a través de la Asamblea General. Para poder echar a andar todos los proyectos que nacen de estas directrices, la Asociación cuenta con varios equipos de trabajo que se organizan en divisiones y comités. El CCMC cuenta a la fecha con 5 divisiones que se encargan de coordinar los proyectos en las líneas de archivo y registro, difusión y publicaciones, investigación, creación y producción.
C. I.- ¿Qué procesos se vienen dando en Colombia en torno a la formación y divulgación de la música actual?
J. C.- Son tantos y tan variados que resultaría imposible para esta entrevista dar cuenta de todos ellos, o por lo menos de una muestra significativa de ellos. Te cuento entonces lo que en este ámbito desarrollamos nosotros con el CCMC. Nosotros venimos trabajando en diferentes proyectos académicos formativos de carácter periódico como las Jornadas de Música Contemporánea CCMC, que se celebran cada abril en Bogotá; las Jornadas tienen talleres de composición e interpretación, conciertos, charlas, conferencias y conversatorios. Por otro lado, venimos trabajando en algunos otros proyectos formativos de carácter más ocasional como el proyecto de ópera de cámara que se desarrolló en 2012 y contó con varios talleres, seminarios y conferencias en torno a este tema particular. Desde el año pasado estamos retomando este proyecto, aunque aún estamos en la etapa de cristalización y de consecución de recursos y socios estratégicos para desarrollarlo. En cuanto a divulgación, venimos trabajando desde hace varios años en la creación de ciclos estables de música contemporánea junto a teatros como el Julio Mario Santodomingo o La Libélula Dorada en Bogotá; además de esto, hemos apoyado varias publicaciones discográficas y mantenemos desde 2015 un programa de radio en la emisora de la Universidad Nacional de Colombia con emisiones todas las semanas. Existen muchos otros proyectos en torno a formación y divulgación, pero creo que lo mencionado da un panorama bastante claro de lo que realizamos como Asociación.
C. I.- Muchos de los implicados en el Círculo sois profesores en distintas universidades de Bogotá y me llama poderosamente la atención la oferta tan importante que existe. ¿Tiene un hueco real la música contemporánea en éstas o es algo anecdótico?
J. C.- Sin duda hay movimiento alrededor de la música contemporánea en la mayoría de Universidades que ofrecen programas de formación académica musical; por supuesto en algunas el interés es mayor que en otras y esto se evidencia en el impacto cultural que generan en la sociedad, tanto en términos del número de eventos académicos y artísticos de música contemporánea que se programan al año, como en el número de músicos y afines que salen de estas instituciones y se vinculan al movimiento cultural del país. Sin embargo, es interesante mencionar que, como pasa en toda Latinoamérica, algunas instituciones educativas se caracterizan por su aislamiento de la sociedad en las cual están inmersas, teniendo muchas veces puestos los ojos más en los centros culturales internacionalmente reconocidos que en lo local, formando músicos que creen que lo valioso está siempre afuera y que no están interesados en construir desde dentro.
C. I.- Hay una parte de formación que habéis traído de Europa, ¿cómo se conjuga eso con la sensibilidad particular de vuestra cultura?
J.C.- Efectivamente, estuve tres años estudiando y trabajando en Alemania. Esta pregunta me la he planteado desde el momento en que llegué de nuevo a Bogotá y ha sido muy interesante tratar de entender las diferencias entre un país y otro en términos de sus necesidades culturales. Creo que algo que ha definido radicalmente mi trabajo en Colombia después de haber llegado de Alemania es la sensación de que acá está todo por hacerse. El hecho de estar inmerso en un movimiento cultural que se está gestando y redefiniendo todo el tiempo es muy interesante y da mucho impulso. En Alemania las condiciones de trabajo son bastante mejores que en Colombia y ya existen cientos de redes en las cuales uno puede desarrollar su carrera como músico, sin embargo, esta “facilidad” puede adormecer un poco la necesidad primaria de crear o de hacer, o eso es lo que siento que pasa con algunas de esas redes que menciono. Esa necesidad de hacer es latente en Colombia y eso define muchas cosas de las que suceden acá. Hay millones de cosas por mejorar de nuestras condiciones, sobre todo laborales, pero creo que nunca hay que perder de vista esa pregunta sobre la sensibilidad particular de nuestra cultura, para generar siempre situaciones acordes con nuestro entorno.
C. I.- El número de actividades de las Jornadas de Música Contemporánea CCMC-2018 han sido especialmente intensas y relevantes. ¿Cómo lo valoras?
J. C.- Creo que las Jornadas son muy importantes para nuestro entorno y siento que todas las versiones han aportado muchísimo a nuestra sociedad musical, pero sobre todo a las personas que participan en los talleres. De estas Jornadas destaco la variedad de tendencias en torno a música contemporánea que se presentaron en todas las actividades; creo que este tipo de panorama general con muchas formas de pensamiento musical son muy importantes y abren muchas puertas para que se siga construyendo desde el trabajo colectivo a pesar de las diferencias. También me siento muy afortunado de haber contado con la participación de tantos invitados internacionales, por la cantidad de redes que esto puede generar para todos los involucrados. Creo que la cantidad de eventos durante las dos semanas, además de ser una ventaja en los términos planteados anteriormente, puede llegar a ser problemático por la carga que recibe el equipo de producción y que desgasta. En general es muy importante dosificar la energía para poder realizar todos los proyectos que se plantean a lo largo del año, sobre todo teniendo en cuenta que ninguno de nosotros se dedica a esto 100%, todos tenemos que trabajar en otras cosas, además de seguir componiendo, dirigiendo o tocando, según sea el caso.
C. I. Supongo que para llevar a buen término todo lo que nos has contado, se necesita de una gran dosis de ingenio, especialmente en el terreno económico. ¿Se portan bien las instituciones culturales de vuestro país?
J. C.- Los apoyos no son inexistentes, pero son bastante limitados. Creo que a medida que nos hemos consolidado como una institución seria y profesional, hemos podido acceder a recursos cada vez mayores, sin que lleguen a ser suficientes para organizarlo todo de manera óptima. Esperamos generar el suficiente ruido con lo que hacemos para que las políticas culturales de las instituciones colombianas empiecen a cambiar y se le dé el apoyo necesario a las actividades que realizamos. Creo que es necesario además apuntar a otro tipo de acceso a recursos a través de donaciones, por ejemplo, tanto de personas naturales como de organizaciones y empresas privadas, pero eso es una tarea que hasta ahora se está pensando.
C. I. En el apartado de formación habéis contado con la presencia de Marcos Franciosi (composición) y José Luis Urquieta (oboe). ¿La formación de los jóvenes compositores es, digamos, la piedra angular de las Jornadas?
J. C.- Es muy importante, sin lugar a duda. Los procesos formativos son fundamentales en nuestro contexto, sobre todo con la meta en mente de generar redes culturales locales. Sin embargo, siento que tanto los conciertos como las conferencias hacen parte del mismo planteamiento y todas estas actividades se hacen necesarias para realizar las Jornadas. El trabajo tanto de Marcos Franciosi y el Ensamble Taller Sonoro en el taller de composición, como de José Luis Urquieta en el de interpretación, fue increíble. Me alegra mucho encontrar un nivel de compromiso tan alto con los procesos formativos, es algo que todos agradecemos y que es determinante en la credibilidad que queremos proyectar como organización.
C. I.- Sin duda el esfuerzo de los alumnos de composición ha sido loable, ya que en pocos días –y en algunos casos sin demasiada formación previa- se han compuesto piezas muy interesantes. ¿Ves potencial en estos jóvenes autores?
J. C.- Un potencial enorme. Esto me hace creer que con un par de ajustes en las políticas formativas y culturales de las instituciones colombianas podríamos explotar todo el talento que tenemos y habría cambios trascendentales en nuestra sociedad. Esperemos que este impulso que les brinda las Jornadas a los jóvenes compositores e intérpretes sea suficiente para seguir alimentando este trabajo colectivo en torno a la música contemporánea, para que los frutos se sigan viendo y tengamos un movimiento cada vez más rico y gratificante.
C. I.- ¿Y para el futuro qué?
J. C.- Seguimos adelante. Este año comienza Daniel Leguizamón su presidencia en el CCMC, espero que sigamos avanzando junto con él en todos nuestros proyectos y logremos posicionarnos cada vez más como agremiación. Creo que debemos enfocar nuestras energías en el fortalecimiento de los ensambles existentes y en la creación de nuevos, además de trabajar mucho más alrededor de la investigación musical, ya que esta es una herramienta de autoconocimiento, de potenciación de los proyectos que tenemos y de financiación de otros proyectos. Esperamos además que se sigan cosechando las redes que hemos construido, para que la música colombiana llegue cada vez más lejos y para alimentarnos de muchas otras maneras de pensar en esto que nos une.
Para más información sobre el CCMC y sus actividades: http://www.ccmc.com.co/