Con la aparición de la música instrumental a principios del siglo XVII, el proceso de creación de un discurso musical comenzó a necesitar una nueva manera de organizarse ya que la independencia de la música vocal lo liberó del discurso hablado. Así, surgieron las primeras formas heredadas de la relación de la música con la danza y la retórica como las suites o los preludios y formas surgidas de la búsqueda de la creación de contrastes como la forma de ritornello italiano.
Desde esas primeras formas instrumentales, las estructuras de organización del discurso musical empezaron a evolucionar consolidando formas que perduraron durante siglos como la forma sonata. En el siglo XIX, la forma empezó a convivir con las primeras obras programáticas carentes de un orden lógico racional.