CARTA DEL DIRECTOR

Uno de los objetivos que se llevaron a cabo por el ensemble Taller Sonoro a cuenta del proyecto europeo DYCE, fue la de intentar aproximar la música contemporánea a nuevos públicos, a través del análisis de las rutas que dificultan este acercamiento, además de idear nuevos escenarios que permitieran una nueva vía para desmitificar o suavizar el concepto que se tiene de este tipo de repertorio, a través, en definitiva, de nuevas formas de escucha.

No solo se quedó ahí la iniciativa. La preocupación para que los propios estudiantes de cursos avanzados de grado profesional conocieran de cerca los recursos instrumentales y expresivos, condujo a varias actividades en forma de masterclasses y la composición de una pequeña obra orquestal, estrenada posteriormente por ellos mismos.

También se lanzó una iniciativa para que el público pudiese generar su propia obra, su propia composición contemporánea, desde un punto de vista lúdico, a través de los objetos cotidianos que encontramos en la cocina.

Y desde un prisma más académico, se contó con la presencia de jóvenes compositores y musicólogos que, a través de pequeñas conferencias, entraron en contacto con un público muy diverso y ecléctico.

La experiencia no ha podido ser más enriquecedora, y llegará a su fin en los próximos meses con un nuevo concierto donde se estrenarán obras encargadas ex profeso, además de la grabación, por parte de los cuatro ensembles participantes, de un cd con las obras premiadas por el jurado experto y el voto del público participante.

Una iniciativa que, en términos generales, ha supuesto una gran experiencia y creo que, con toda seguridad, ha aportado una nueva visión gran cantidad de personas que se acercaron con un poco de curiosidad a nuestro llamamiento.

De aquí ha nacido también, expresamente para este espacio de reflexión, un par de artículos que vienen a poner la guinda a toda esta magnífica actividad. En este número nos llega un escrito donde se intenta demostrar que la conexión de la música con otras artes sigue siendo una constante, y quizás a través del conocimiento teórico de las bases de una composición, llegar a tener oídos distintos.

Además, y ya en otro plano, celebramos nuestra publicación número cincuenta. Un número redondo que constata la buena salud de esta publicación, que a través de los años se ha conseguido consolidar como un espacio de intercambio de conocimiento y de reflexiones, que han ayudado a mucha gente a conocer mejor y con más profundidad una parte de este maravilloso mundo de la música.

Gracias a todos los colaboradores que lo han hecho posible y a nuestro público fiel.