Llega septiembre y aquí seguimos, inmersos en los desastres que nos está dejando esta maldita pandemia, como un huracán que va arrasando todo lo que abarca, y sin saber todavía los efectos reales de su comportamiento y si habrá pronto una cura para poder recuperar la verdadera normalidad.
Nos rodea una inquietud social ante la entrada de los estudiantes a sus respectivos puestos escolares, con padres debatiéndose en si es conveniente o no llevar a sus hijos a una exposición al virus más que evidente, y conjugarlo con el derecho a la educación que nos es inherente. Inquietud por parte de los docentes, que se están viendo saturados por lo que les ha venido encima, además de su función propia que es enseñar. Inquietud en el mundo de la cultura, porque, aunque parece que tímidamente se recuperan los conciertos, la realidad tozuda será la que finalmente decrete si es una tendencia al alza o un simple espejismo, con lo que supone de pérdida económica y, sobre todo, de desazón y zozobra.
Mientras tanto la vida sigue, y aquí estamos de nuevo con otro número más. En este traemos como novedad, y además me parece que de mucho interés, un acercamiento a la música contemporánea a través del mundo de la banda de música. Realmente, y sobre todo en determinadas zonas de España, son un excelente propagador cultural, y, si bien es cierto que tradicionalmente están asociadas a un repertorio de tipo «popular», en los últimos tiempos viene experimentado un auge sostenido de calidad y cantidad en cuanto al repertorio interpretado, con grandes compositores y directores que, cada vez más, aprecian y contribuyen a aumentar el potencial de estas formaciones.
En colectivos de carácter profesional ya se puede encontrar repertorio de esta naturaleza, incluso con algunos proyectos interesantes que giran sobre este lenguaje. No es lo habitual, como tampoco lo es en otro tipo de formaciones más tradicionales, aunque poco a poco se va tomando conciencia de la necesidad de introducir nuevas perspectivas sonoras en las orquestas de viento. Y, lo más importante, es que ese tímido auge también se está notando en las instituciones de carácter social, que incluyen en sus repertorios obras de marcado carácter actual, sentando referentes en el resto de homólogas.
Abrimos capítulo, pues, con dos interesantes aportaciones de sendos directores y compositores de banda, uno andaluz y el otro valenciano, que están trabajando en esta línea. José Miguel Fayos nos trae el análisis de una de sus obras, Vértigo y Llama; y Carlos Guillén nos cede su partitura Dhihan, para su descarga gratuita entre nuestros lectores.
Sin duda, y en sucesivas revistas, seguiremos apostando por profundizar en la difusión este tipo de repertorio en la formación bandística.