ENTREVISTA A JUAN GARCÍA, DIRECTOR DE ZAHIR ENSEMBLE.

Juan García es el responsable artístico del grupo Zahir Ensemble. Es director de orquesta, pianista y compositor. Su labor al frente de este ensemble es larga y fructífera, siendo uno de los actores que hacen posible el milagro de la música contemporánea en Sevilla. Conocemos algunas reflexiones sobre su formación y sobre él mismo.

Camilo Irizo. – Entre los años 2000/5 nacen en Sevilla los grupos especializados en música contemporánea ProyectoeLe, Zahir Ensemble y Taller Sonoro, que coexistieron con los tristemente desaparecidos Solistas de Sevilla y TAIMA  Granada. ¿A qué crees que obedece esa situación tan excepcional?

Juan García. – Probablemente fueron circunstancias muy específicas en cada uno de los casos que confluyeron, unidas a un momento de especial mimo por parte de las Administraciones a la música contemporánea. Todavía existía el tristemente desaparecido CDMC…

C. I.- Eres el director artístico y musical del Ensemble. Cuando tienes que decidir un programa ¿Qué criterios pones en valor para hacerlo?

J. G.- En realidad no decido yo solo los programas, sino que se escogen en diálogo continuo con los músicos. A partir de ahí hay muchos factores que intervienen pero en líneas generales, dentro de que interpretamos músicas de muy diferentes corrientes, prima casi siempre que el repertorio seleccionado nos estimule desde un punto de vista artístico. En concreto hemos tocado muchos clásicos del siglo XX y mucha música española, francesa y americana.

C. I.- La versatilidad de los programas exigen también una alta flexibilidad de la plantilla. ¿Supone un problema extra para la organización de los conciertos?

J. G.- Zahir Ensemble en sí es una estructura flexible, pensada desde el principio para poder adaptarse a muy distintas plantillas, aunque tiene titulares para cada uno de los puestos más habituales. Dicho esto, en muchas ocasiones hemos interpretado obras cuya instrumentación precisaba de perfiles solistas muy específicos, que hemos tenido que buscar incluso en el extranjero. Por ejemplo para interpretar Metropolis de Martin Matalon invitamos a John Eckhardt para tocar el bajo eléctrico sin trastes.

C. I.- ¿Al público se le atrae con la promesa de escuchar una gran obra maestra, o hace falta algo más para convencerlo?

J. G.- Atraer público a la música contemporánea siempre es un reto. La fórmula no la conozco: una vez probablemente el propio festival o sala tendrá un público fiel ya consolidado, otra vez será un solista el reclamo y otras veces puede atraerse a la gente quizás con alguna obra a la que rodee una mitología especial (pienso por ejemplo en Le Marteau de Pierre Boulez). En cualquier caso la calidad del repertorio debería ser siempre un sine qua non.

C. I.- La heterogeneidad de estilos parece que es un hecho real a la hora de componer hoy día. ¿Es así, o todo se reduce a algo más sencillo?

J. G.- La metáfora del delta que formuló John Cage en 1992 está más presente que nunca. Estamos por tanto en un tiempo en el que juzgar la calidad de una obra en función de la estética que abandere el compositor se ha convertido en una absoluta obsolescencia.

C. I. – ¿Tu labor como director se ve especialmente alterada a la hora de dirigir repertorio contemporáneo?

J. G.- Más bien diría que el repertorio contemporáneo es fundamental para adquirir la técnica moderna de la dirección. Así lo entiendo y así me lo inculcó mi maestro Dennis Russell Davies en sus clases.

C. I.- Pierre Boulez fue, sin duda, una figura clave en esto de la dirección de obras contemporáneas.

J. G.- No solamente. Es el mayor responsable de que actualmente consideremos clásicos a Bartók, Berg o Webern, además de haber sentado las bases de la moderna interpretación de compositores como Wagner o Berlioz, los cuales son inentendibles en la actualidad sin las revisiones que Boulez realizó de sus obras, tan importantes al menos como las de Harnoncourt de las de Mozart.

C. I.-  El pasado 2018 celebrasteis el IX Festival de Música Contemporánea de Zahir Ensemble ¿De qué salud goza actualmente?

J. G.- Este otoño próximo celebraremos la X edición. El Festival es nuestro laboratorio de experimentación y el marco en el que tenemos mayor libertad a la hora de escoger programas, sobre todo de pequeño formato. En estos años hemos tocado la serie de Sequenze de Luciano Berio, hemos revisado la obra de Pierre Boulez en profundidad, tocado clásicos como la Sinfonía Op. 9 de Schoenberg, los Lieder de Webern o la Cantata y el Dumbarton Oaks de Stravinsky, y hemos estrenado en España Charge de Raphaël Cendo, como muestra de la variedad de obras programadas. El público siempre ha respondido. Sin el apoyo del CICUS y del ICAS sería imposible de realizar el Festival y me gustaría expresar mi agradecimiento y el del Ensemble.

C. I.- Eres profesor en el Conservatorio Superior de Música “Manuel Castillo” de Sevilla. En tu labor como director de las grandes agrupaciones del mismo, ¿introduces repertorio contemporáneo con cierta asiduidad?, ¿cómo se lo toman tus alumnos?

J. G.- Más bien música del siglo XX, aunque hemos estrenado Entreacto y luz magenta de César Camarero, que compuso expresamente para la orquesta, lo que fue un gran honor para el Centro. También hicimos la Elegías a la muerte de tres poetas españoles de Cristóbal Halffter, quizás uno de nuestros conciertos más emotivos, porque tuvimos la suerte de contar con la presencia del Maestro, que fue homenajeado por la Universidad de Sevilla y por el Conservatorio. De todas formas, creo que el repertorio estrictamente contemporáneo para ensemble es mucho más rico y experimental que el de orquesta (la orquesta tiene unas convenciones y limitaciones logísticas que hacen que muchas de las características de los lenguajes actuales –polimétricas muy complejas, contrapunto muy denso y virtuoso, etc.- se adapten a ella con dificultad). En este sentido, el Conservatorio cuenta con un magnífico ensemble de música contemporánea que cumple con creces la labor de dar a conocer el repertorio actual y sus peculiaridades interpretativas al alumnado.

C. I.- ¿Qué experiencia singular te ha marcado en tu periplo como director?

J. G.- Como cualquier intérprete, no dejo de acumular experiencias que influyen de manera continua en mi forma de entender la dirección. Citaría el aprendizaje con Dennis Russell Davies, al cual también he asistido en muchas ocasiones (entre otras en la Ópera de París), la labor como director musical del Taschenoper Festival en Salzburgo (donde, desde un punto de vista de la técnica el aprendizaje es constante porque hay que estar continuamente inventando soluciones interpretativas), el trabajo con los alumnos, etc.

C. I.- ¿Algún pensamiento final?

J. G.- Agradecer a Espacio Sonoro la impagable labor de difusión e investigación que realiza.