OBRAS ABIERTAS EN LOS 50 Y 60: UNA CLASIFICACIÓN POSIBLE. Aurélio Edler Copês.

Uno de los principales atributos de la obra de arte es que potencialmente se presta a distintas lecturas. Por más determinada y unívoca que se presente una obra, siempre existirá margen a la pluralidad de significados e interpretaciones. No obstante, en el siglo XX, muchos artistas irán más aún más lejos en este sentido y propondrán obras en las que su estructura final sea, ella también, cambiante y variable. Así, creadores de varias disciplinas se van a aventurar en el universo de lo probable y lo imprevisible, de la casualidad y del azar, en una búsqueda por apertura. En el campo de la música, en los años 50 y 60, muchos compositores van a desarrollar procesos y estrategias en los que el concepto de apertura se manifieste estructuralmente en la obra final. De esa forma, la obra deja de ser un objeto totalmente cerrado, unívoco y acabado, para tornarse abierto y, en cierto sentido, inacabado, pasando a las manos del intérprete la posibilidad de formular y (re)construir su o sus versiones finales.

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