CARTA DEL DIRECTOR

“Maestro, intuía que la música se podía expresar con menos notas, pero hasta hoy, había sido incapaz de escucharla”. Estas palabras, tan significativas como sorprendentes, formaron parte de una de las muchas situaciones emocionantes que vivimos tras el concierto que se celebró en el Centro Cultural de España en la Ciudad de Lima, Perú, con las Machaut Architekturen I – V del compositor José María Sánchez Verdú, dentro del V Festival Internacional de Música Clásica Contemporánea, magníficamente coordinado por Ricardo Ramón Jarne. 

No fue éste el único hecho sorpresivo de la noche. Personas que habían asistido por primera vez a un concierto de música contemporánea, que para nada esperaban, al menos eso manifestaron con recurrencia, encontrarse con este tipo de música que les era desconocida, pero, que en la misma medida, les había fascinado. 

Igualmente agradable fue conocer el proyecto que ha conseguido poner en marcha el director, compositor y asesor del Festival Abraham Padilla, con músicos que en algunos casos ni siquiera poseen conocimientos básicos para desarrollar de forma normal la lectura de partituras, teniendo que usar un sistema de notación complejo pero efectivo, con el que piedras, quijadas de burro, cajón peruano, quenas y otros instrumentos autóctonos, se conjugan para ofrecer una visión refinada dentro de una decidida apuesta por aunar tradición y modernidad. Hacia tiempo que no percibía tanta ilusión por un proyecto de “música contemporánea”. Una vez más la inteligencia y el pundonor puestos al servicio de una causa común, de una ilusión colectiva, de las ganas de expresar sentimientos artísticos e intelectuales a través de un determinado medio, y el resultado que de ello se desprende, en el que el mundo de la cultura debe anotarse un nuevo tanto.

Alguna vez hemos hablado desde estas páginas de la necesidad de sembrar para recoger, de abrir puertas que posibiliten que el arte, en definitiva, se extienda de manera clara y decidida. Y en esta apuesta, las entidades públicas, una de sus principales vías de escape, deberán seguir empeñadas en que proyectos como este no solo se mantengan, sino que sirvan de acicate para que otras ideas tengan la oportunidad de salir a la luz y con ello contribuir a una sociedad razonablemente culta. Ahora que estamos en época de elecciones, no estaría de más afianzar los compromisos para con la cultura.